532. Lenguaje para la construcción de paz. Memoria viva para comprender la realidad que habitamos: nuestras palabras.

532. Lenguaje para la construcción de paz. Memoria viva para comprender la realidad que habitamos: nuestras palabras.

Memoria viva para comprender la realidad que habitamos: nuestras palabras.

La palabra miedo se ha integrado a nuestro vocabulario y a nuestro sentir cotidiano, ha fracturado nuestra confianza en los otros. El miedo – explica Alejandra Frausto- estigmatiza a las personas, los espacios, comunidades y regiones enteras. Reconocer el origen, la razón de ser y el significado de las palabras que nombran el dolor y la violencia nos permitirá re-apropiarnos del espacio, de nuestros actos, de la vida.

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Si hacemos un breve análisis del lenguaje que empleamos cotidianamente nos daremos cuenta de lo interiorizada que está la violencia en nuestras vidas. Pensar cómo vivimos, sentimos, producimos y reproducimos el lenguaje, señala Lorena Wolffer, artista y activista mexicana, es un gran paso porque suele ocurrir que sin reflexionar nos apropiamos de frases o palabras que, reproducen violencias y desigualdades. Ejemplo de ello son estas dos: “Dar voz”.

Lenguajes colaterales:

Son aquellos que distorsionan la realidad, la caricaturizan. Exitosos “memes” satirizan el dolor, ridiculizan situaciones que nos vulneran como sociedad y propician la insensibilidad. La realidad violenta no desaparece al cerrar los ojos. Es la voz de Tania Ramírez especialista en lenguaje y género.

La palabra es memoria viva, ella nos dice Qué le duele a México. Asegura Antonio Parra, escritor y ensayista mexicano que, en su búsqueda por retratar la realidad a través de la palabra, ha encontrado en el lenguaje un medio para nombrar problemas, entender su origen y plantear soluciones… La palabra nombra, muestra, hace que existan realidades para quien no quiere o no puede verlas.

Las palabras son formas de entender y comprender el mundo; un lenguaje de paz crea espacios en los que cabemos todos y los medios de comunicación pueden extender redes que propicien lazos de confianza. En este sentido Gary Barker, Director de Promundo y Cómplice por la igualdad plantea dos preguntas: “¿cómo nombramos lo que nos hace daño? Y ¿cómo nos comunicamos con el otro?” En su amplia experiencia como investigador de la masculinidad este hombre que trabaja por la igualdad afirma que “necesitamos repensar el lenguaje como un aliado para nombrar y entender nuestro presente; porque el lenguaje nombra, construye, moldea formas de pensar, y también formas de ser en el mundo”.

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