40. Baja California (Segunda parte)

El Hotel del Migrante Deportado se ha convertido en un refugio para miles de deportados hacia Mexicali, un lugar donde se pueden alimentar, asear y descansar, pero también donde pueden enfrentar sus sentimientos y emociones, e incluso revalorar su concepción de hombría y masculinidad.

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Las costas de Baja California albergan un fenómeno natural único y lleno de vida. De marzo a abril la bahía de Ensenada recibe a miles de ballenas grises, las cuales migran 10 mil kilómetros desde el Mar de Bering en Alaska, para llegar a las costas de Baja California y dar a luz a sus crías.

Desafortunadamente la alegría que causa la llegada de estos visitantes a territorio bajacaliforniano contrasta con el malestar y la pesadumbre que causa en muchos habitantes de otra ciudad de ese estado la llegada de otro tipo de visitantes: los miles de mirantes deportados cada año desde Estados Unidos a Mexicali. El Periodista Nick Miroff del Washington Post los describe así:

“Ruegan por pesos en los semáforos, entrecerrando los ojos en la luz baja de invierno, y se agrupan a lo largo de las calles arruinadas del centro, de cantinas y farmacias de descuento que anuncian Levitra barato –medicamento para la disfunción eréctil– y veneno de cobra en polvo. Vestidos con ropa americana de gran tamaño se instalan en refugios de la iglesia, se ven polvorientos y aturdidos, como náufragos”.

En la ciudad de Mexicali, Baja California se encuentra el Hotel del Migrante Deportado, lugar que ha hospedado a miles de inmigrantes, principalmente hombres devueltos de Estados Unidos a territorio mexicano después de permanecer años sin papeles, o de cruzar la frontera ilegalmente. Tatiana Elizabeth Lara San Luis, de la universidad Iberoamericana, pasó tiempo entrevistando a los hombres del Hotel del Migrante Deportado para realizar su trabajo de maestría, una investigación sobre las emociones y la concepción de hombría en un grupo de migrantes que presentó durante el VII Congreso Nacional de la AMEGH, en el da cuenta del cúmulo de sentimientos y cargas emocionales que viven los hombres después de la experiencia de la deportación donde predomina el enojo, el resentimiento y en algunos casos, necesidad de venganza.

Nueve de cada diez migrantes deportados por la garita Calexico-Mexicali pasan por el Hotel del Migrante Deportado, por lo que su capacidad, que es de 200 personas, siempre está ampliamente rebasada. Creado en enero de 2010 por el cura mormón Sergio Tamai y la organización Ángeles Sin Fronteras, en este hotel los migrantes pueden pasar tres noches sin ningún costo, asearse, tener dos comidas diarias y ropa limpia. Durante su estancia en el Hotel del Migrante Deportado, Tatiana Lara pudo observar que la convivencia entre los hombres deportados se da bajo ciertas creencias de masculinidad, sin embargo después del proceso de revaloración adquieren otras actitudes y sentimientos, incluso como el amor a sus compañeros en ese momento de la vida.

Alrededor de 250 mil personas han pasado por el Hotel del Migrante Deportado desde su apertura, muchos de ellos mexicanos, pero también de otros países latinoamericanos. Aunque los migrantes contribuyen con importante mano de obra a los Estados Unidos, y millones de remesas a México, los gobiernos de ambos países dejan sin apoyo a los migrantes deportados.

Los sentimientos de soledad y tristeza que predominan en los hombres después de la experiencia de la deportación les permite analizarse desde varias perspectivas. En su exposición titulada “Los hombres de la deportación: revalorando la hombría a partir de las emociones” Tatiana Lara mencionó que “La masculinidad se ve modificada, y aunque algunos hombres se vuelven más agresivos, la mayoría adopta actitudes que –pensaban- no podían tener los hombres”